Nuestro país es privilegiado en lo que se refiere a astronomía. La combinación de un alto número de noches despejadas al año con la sequedad del Desierto de Atacama, el más árido del planeta, hacen del norte de Chile uno de los lugares más codiciados por la astronomía observacional.
En agosto de este año, la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés) y la Asociación Internacional de Cielos Oscuros reconocieron estas preciadas características del cielo chileno, nombrando el sitio perteneciente a la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA, también por sus siglas en inglés) en el Valle del Elqui como el primer Santuario Internacional de los Cielos Oscuros del mundo, bautizado «Santuario de Cielos Oscuros Gabriela Mistral».
Hoy, y como continuación del proyecto de la UNESCO «Ventanas al Universo: sitios astronómicos y protección de los cielos oscuros para observación astronómica», un grupo de expertos se encuentra elaborando una postulación para que los oscuros cielos chilenos sean considerados Patrimonio de la Humanidad por esta institución.